Descripción
«Los amigos me dijeron que me iban a violar, que me iban a asesinar, que me venderían como esclava o para formar parte de un harén; ¡estás loca!, decían. Entonces, cuando partí, todo fue aún más loco porque nadie me dijo que en el momento en el que saliese de Europa, la mujer que viaja sola se convierte en algo prácticamente sagrado, que sería respetada, que todo el mundo querría ayudarme y protegerme. Pero eso lo descubrí después. Ser mujer me abrió muchas puertas, todo el mundo me recibía con los brazos abiertos porque, del hecho de viajar sola, se infería que yo confiaba en la gente. Y entonces la gente confiaba en mí.»
Y esta es la narración de ese descubrimiento y de muchos otros. Con una prosa directa y ácida en ocasiones, llena de humor siempre y en el filo de lo políticamente incorrecto a menudo, Anne-France desgrana una historia de grandes y pequeñas distancias… grandes, las puramente geográficas y, pequeñas, las puramente humanas, pues cuando dos personas se encuentran en insólitas circunstancias, no hay temores, solamente la comunión de espíritus curiosos.
Antes incluso de que el París-Dakar fuera ni siquiera una idea, Anne France Dautheville se había colocado con una Guzzi en la salida del primer Raid Orion de 1972 que recorrió la distancia París-Ispahan-Paris.
Cuatro motos no llegaron a la meta en el tiempo establecido… una de ellas, la Guzzi de Anne-France, que se dio por desaparecida durante tres meses.
Durante todo este tiempo, la prensa del motor, lejos de apoyarla, comenzó a extender el rumor de que era lesbiana, ninfómana y de que había abandonado la moto viajando cómodamente en tren o en camión sin cumplir con los requisitos del Raid.
A la vuelta, indignada por estos rumores, decidió dar la vuelta al mundo en moto y demostrar a todos que era capaz de una hazaña mayor.
Este es el germen de Y me llevó el viento, el relato de una vuelta al mundo en clave de comedia, fundamental para entender los logros femeninos que vinieron después a lo largo de la década de los 70, y que muchos entendieron como rebeldía en lugar de lo que realmente eran… que la mujer estaba reclamando (y consiguiendo) una equitativa parcela de igualdad.
Un testimonio único, el de la primera mujer que dio la vuelta al mundo en moto. Traducción de Et j’ai suivi le vent francés-español
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