Descripción

«¿Una revista de información internacional? Estáis locos», nos decían hace un año, cuando empezábamos a contar nuestro proyecto a gente cercana. Tenían razón. Estábamos y estamos locos. Gracias a eso, por fin, ya está a la venta Después de la guerra, el primer número en papel de Revista 5W. Editaremos uno al año, de larga distancia, tal y como anunciamos desde el principio.

¿Qué pasa después de la guerra? El primer número anual de 5W es un libro de crónica y fotografía dedicado a los desaparecidos, a la destrucción, a los refugiados, a la pobreza, a la paz.

Son 225 páginas a todo color desde lugares como Siria, el lago Chad, Palestina o México. Escriben, entre otros, Martín Caparrós, Xavier Aldekoa, Mónica G. Prieto, Mikel Ayestaran y Bru Rovira. Hay fotografías de Manu Brabo, Diego Ibarra Sánchez, Anna Surinyach, Ricard G. Vilanova, Guillem Valle, Maysun y Juan Carlos Tomasi.

La fotografía de cubierta es de Diego Ibarra Sánchez: un miembro de las Fuerzas Especiales de Estados Unidos lee un libro mientras se ejercita en un gimnasio en la base militar de Parwán, en Afganistán. La imagen ha desatado no pocas controversias entre nosotros, pero finalmente optamos por ella. Otro día quizá contemos cuáles eran las fotografías de cubierta descartadas.

Queríamos huir de clichés: desde el principio, nos negamos a que una foto estereotípica de conflicto fuera lo primero que viera el lector. La imagen de Diego Ibarra te deja estupefacto. ¿Quién diría que eso es Afganistán? Lo es.

Como dice Bru Rovira en uno de los reportajes de este número 1, la guerra no es solo lo que hay en el campo de batalla. En el primer gran conflicto del siglo XXI, el de Afganistán —como en muchos otros—, el bando invasor reprodujo lejos de su hogar su modo de vida, con grandes recintos aislados de la población local. Ese gimnasio con aire acondicionado en una base militar de Afganistán explica muchas cosas de la guerra.

Hay muchas más interpretaciones de la imagen. Las dejamos en manos del público.

La contraportada es obra de C. Fosch, a quien le planteamos el difícil reto de hacer una ilustración que estuviera en sintonía con la insólita cubierta. Lo consiguió con estos hombres forzudos enganchados a un libro.