Descripción
La autora, en este pequeño ensayo de poco más de ciento treinta páginas, se embarca en un monólogo que ofrece al lector, y de paso a su propio hijo, las más variadas sabidurías de la vida mientras hace memoria de su tierra, de su familia y de las vicisitudes por las que pasan a lo largo del tiempo las relaciones personales. Como si fuera la famosa novelista Fred Vargas, dice de sí misma: «No, no estoy escribiendo una novela policíaca, estoy ocupada, como un caballo de tiro, con la redacción de un compendio de verdades sobre la existencia que va a causar sensación, créeme». Y, en efecto, ese es el resultado, aunque la sensación producida no se deba, exactamente, al propósito de transmitir una filosofía, sino a que el amor, la guerra o la religión son abordados aquí de una manera irreverente y disparatada, con un humor irónico y a veces sarcástico que consigue arrancarnos verdaderas carcajadas, Enrique Andrés Ruiz.
Fred Vargas (París, 1957), seudónimo literario de Frédérique Audoin-Rouzeau, arqueóloga y especialista en historia medieval, ha sido, sin embargo, en su dedicación a la novela policíaca como se ha convertido en una celebridad en todo el mundo, merecedora de los premios de mayor prestigio. Las historias y peripecias del comisario Adamsberg son leídas en más de treinta idiomas y han hecho del nombre de su autora quizá el más importante del noir europeo actual. Además de novelas ya célebres como Huye rápido, vete lejos, El hombre de los círculos azules o Tiempos de hielo, Fred Vargas es también autora de ensayos en el ámbito de su disciplina académica y de este raro libro lleno de humor e ironía acerca de los asuntos que suelen ser abordados con mayor gravedad.
«…al acabarlo no he podido por menos de preguntarme si todos los esfuerzos por comprender el universo, del competente Aristóteles a sus huecos imitadores, no merecerán la misma actitud burlona y resignada», Fernando Savater.
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