Descripción
A lo largo de su longeva y fecunda existencia, Azorín dejó repartidas aquí y allá, entre las páginas de sus libros y en las columnas de los periódicos en los que colaboró como articulista, multitud de reflexiones sobre su amor a los libros y s u afición a la lectura. Testimonio de ello es esta original antología de sus escritos, a cargo de Francisco Fuster, que bajo el título de Libros, buquinistas y bibliotecas, constituye la más completa y documentada exposición de la filosofía azoriniana sobre el libro y la lectura.
Cincuenta pequeños ensayos, sumando crónicas y artículos de prensa, prólogos y capítulos de libros, que cubren casi seis décadas y que centran sus meditaciones en el azoriniano deambular peripatético por librerías de nuevo, librerías de lance, de viejo y buquinistas de Madrid y París, ferias del libro y bibliotecas, así como por las páginas de aquellos cientos de libros que leyó con entusiasmo, prologó o reseñó. Los textos aquí reunidos comparten una característica común: parten de la experiencia personal del propio escritor. Todas sus reflexiones tienen su origen en el contacto directo del autor con el libro impreso, con el papel y la tinta. Azorín no habla de oídas ni trata cuestiones que le son ajenas; en su caso, la práctica siempre es anterior a la teoría. El resultado es una especie de autorretrato de un bibliófilo que, por su contenido íntegra e inequívocamente autobiográfico, bien podría haber sido un tomo más de esas memorias que este insaciable lector nos dejó repartidas en varios volúmenes. «La librería es como un pequeño porche, un lugar abierto en el que los transeúntes entran y salen a su placer, sin saludar, sin decir nada, sin pedir permiso a nadie. La gente circula por entre los montones de libros; toma unos; deja otros; lee un rato; curiosea a su sabor.» Azorín
José Martínez Ruiz, más conocido por su seudónimo «Azorín» (Monóvar, Alicante, 1873 – Madrid, 1967), novelista, ensayista y crítico literario, fue una de las principales figuras de la generación del 98. En 1896 se estableció en Madrid donde fue crítico y traductor y colaboró en periódicos y revistas: El País, El Progreso, El Imparcial, ABC, Revista Nueva, Juventud, Arte Joven y Alma Española, entre otras. Viajero incansable por España, durante la Primera Guerra Mundial estuvo en Francia y luego, desde 1936 residió en París. En Fórcola hemos publicado las antologías de artículos ¿Qué es la Historia? Reflexiones sobre el oficio de historiador (2012), y Libros, buquinistas y bibliotecas (2014), a cargo de Francisco Fuster.
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