Descripción
“Un caso especial de esta confusión de espíritu es la palabra Dictadura. Tanto los que la defienden, como los que la atacan, no se encargan nunca de explicar lo que entienden por ella. Y, así, es vulgar oponer Dictadura a Democracia, a Liberalismo, al Parlamentarismo. La oposición es falsa: el concepto de dictadura no se opone a ninguno de estas; puede coexistir con ellas. Dictadura quiere decir simplemente poder político absoluto, esto es, sin obstáculo práctico excepto la revuelta armada. La monarquía absoluta, por ejemplo, es una dictadura hereditaria. Si ese poder absoluto fuera otorgado —como, por ejemplo, a Hitler en Alemania— por mayoría de votos en sufragio universal, esa dictadura será democrática, porque gobernar en virtud de tal mandato es lo que constituye la democracia. Si ese poder absoluto es ejercido, como puede ser, con pleno respeto por la libertad de opinión —como lo ejerció en Prusia Federico II, que permitía toda crítica a su persona, que dio refugio (él, protestante oficial y masón) a los jesuitas expulsados de tantos países— esa dictadura será liberal, pues el liberalismo consiste en la tolerancia ante todas las opiniones y la expresión de las mismas. En el fondo, en la realidad, todo gobierno es una dictadura porque en todo gobierno debe forzosamente residir el poder que, por su naturaleza, no es divisible, siendo pues absoluto. Existen, tan sólo, las dictaduras de las personas con las que simpatizamos, y a esas las llamamos gobiernos legítimos; y las dictaduras de las personas con quien no simpatizamos, y a esas las llamamos tiranías, o dictaduras”.
Fernando Pessoa (1888-1935), poeta, prosista y ensayista, es una de las cimas incontestables de la literatura occidental de todos los tiempos. Autor de una obra literaria tan amplia como plural, su nombre es sinónimo de la modernidad que encarna su propuesta estética, amparada en la figura de la heteronimia.
Con una obra mayoritariamente póstuma y un baúl de inéditos que parece inagotable, Pessoa nos ha dejado páginas conocidas e irrepetibles, pero también muchas otras, como las de estos Argumentos para películas, que nos desvelan una nueva perspectiva del escritor, también inabarcable, pero mucho más cercano a las preocupaciones de su tiempo.
José Barreto, en relación a esta obra de Pessoa, opina que «Nadie pensaba como él, y si había alguien, él pensaría lo contrario».
Javier Martin del Barrio, El País, febrero 2015
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