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Postales y cartas

El arte de Marta Amorós.

Por Tamara Crespo

Imperdonable que, aunque nos hayan seguido llegando postales en 2019, no las haya puesto en nuestra colección #nosencantarecibirpostales y dado cuenta de ellas en la web. De este año, solo añadí a la web una de nuestros amigos Marta Amorós y Fernando Sanz, de Berlín, y el repaso que  voy a hacer desde entonces, termina con ellos, con la última postal recibida, hoy mismo, 7 de agosto, de modo que se cierra un hermoso círculo. Además, por el camino, Marta nos dedicó una muy especial… Por si todo fuera poco, en esta nueva remesa van también tres cartas, algo por desgracia, tan en desuso o más que las postales, pero igual de emocionante de recibir en la era electrónica, mucho más impersonal que la escritura «de puño y letra».

Una de las cartas, conmovedora, nos llegó del alumnado de clases de Lengua y Cultura española de la Fundación Cepaim, de Mérida a finales de 2018. Su profesora, Vicky, fue quien les animó a escribirnos unas preciosas postales que ella acompañaba de una carta manuscrita. Vicky, Victoria, natural de Vezdemarbán, una localidad zamorana próxima a Urueña, había visitado unas semanas antes la librería. No tenía un sello para enviar una postal y yo se lo ofrecí. Nos contaba que desde pequeña había visitado Urueña y que su abuela, cuando tenía mucho sueño, le decía aquello de «no ves ni Urueña, y eso que está en un alto». Hace tiempo que vive en Mérida, donde es profesora de español de personas refugiadas y migrantes: «Algunos de mis alumnos te envían un cariñoso saludo en forma de letras y frases que van aprendiendo con mucho esfuerzo y dedicación», explicaba. Las postales y cartas les ayudan a aprender «y les pone muy contentos  recibir noticias de otras personas, descubrir otras realidades y “viajar” a través de de las postales e historias».  Lo cierto es que tardé tanto en responder a estas emotivas carta y postales que a Vicky le dio tiempo de volver a Urueña, pero lo hice. Lo que no se es si les llegó mi carta, a pesar de mis esfuerzos por localizarles para preguntar. Quiero pensar que sí, porque la suya fue conmovedora.

Otra de las misivas, de nuestra amiga Sandra Riaboy, nos llegó de Jerusalén, ciudad en la que residen con su marido, el periodista Eugenio García Gascón. No tenemos palabras para la amistad y la hospitalidad que nos brindaron en diciembre, cuando tuvimos la suerte de visitarles. la carta tenía motivación práctica, hacernos llegar algo que nos habíamos dejado olvidado allí, pero de paso, iba acompañada de unas postales del The Walled Off Hotel, el hotel que el misterioso artista del grafiti ha creado en Belén, Cisjordania, junto al muro de separación construido por los israelíes y que tuvimos la oportunidad de conocer con ellos.

Por su parte, Ana Castro, una madrileña a la que conocimos en la librería, nos escribió junto a su pareja, Manu, para abrirnos las puertas de casa, «como hiciste tú en Urueña». Nos envió desde Madrid su fanzine 2º izquierda, un número centrado en los libros. Además, nos enviaban una simpática pegatina del «Club de fans» de su gata Toffee, «que es la verdadera estrella», como Chuche lo es de Primera Página, claro.

La cuarta carta, de cuatro hermosas páginas caligrafiadas, la envió mi ya querida Isidora Navarro en abril desde Jumilla, Murcia. En ella relataba, entre otras cosas y con mucha emoción, detalles del día en que me conoció la librería, en el verano de 2018. También me anunciaba el envío de dos libros suyos, uno, muy interesante, sobre el aprovechamiento tradicional del agua en Jumilla mediante charcas ganaderas y aljibes, y otro de fotografía, del Festival de Folclore de la localidad. También me llegó un calendario de la asociación naturalista Stipa, a la que pertenecen ella y su marido Bartolomé. Ambos son muy activos por la comunidad, muy implicadas en la cultura y en la defensa de la naturaleza, de esas personas que nos gustan mucho.

Vamos con la primera tarjeta (la segunda del año), que nos llegó nada más y nada menos que desde ¡Australia!. Nacho, el mejor amigo de un gran amigo, Víctor Colden, se acordó de nosotros en las antípodas y nos envió unas letras. «He buscado alguna postal para vuestra colección, algo con motivo literario, pero solo tienen canguros, koalas y la Open House…», nos contaba. Eligió una de fauna australiana, el wombat, en una foto que en su opinión «no hace justicia al delicioso animal que es». También nos cuenta que Dante Gabriel Rossetti tuvo uno como mascota. «No lo dibujó en sus cuadros (…), pero cuando murió le dedicó un gracioso poema». Lo que se aprende con nuestros amigos viajeros no tiene precio.

Las dos siguientes postales salieron de mi adorada Roma el 18 de enero, de la mano de ese amigo de Nacho y nuestro, Víctor Colden. Me hablaba de la «belleza pura… mucha belleza dappertutto» de esta ciudad y, sabedor de lo mucho que me gusta, brindaba «con un vaso de buen mosso» a nuestra salud.

De Italia, en este caso, de Burano, nos llegaba en febrero una postal de nuestra queridísima Ángela Torres. Burano es una de las isolas de la bahía de Venecia, muy pintoresca por sus casas de colores y dedicada tradicionalmente a la pesca.

De un destino menos exótico pero igualmente interesante, Cuenca, nos enviaron también en febrero una postal con un paisaje de Eusebio Sempere, unos campos de Mimbre cuyos colores recuerdan, tal como nos señalaban, a los de Urueña en primavera.

De más cerquita, el Museo de Arte Africano Arrellano Alonso, de Valladolid, que recomendamos mucho visitar, nos envió Roberto una postal. Nos recordaba que había comprado en la librería El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad. «No he estado en África, pero os envío una postal de una exposición que hay en el Palacio Santa Cruz [donde se encuentra ubicado el museo] de ese continente». Hay muchas formas de viajar, los libros y la curiosidad por lo más cercano es una de ellas.

Roberto fue quien, a su vez, animó a su cuñada, de Lituania, a quien nos presentó un día en la librería, a enviarnos una postal. Llegó de Vilnius, la capital, con un dibujo de un trolebús, «el medio principal de transporte público». «No quedan muchos países en Europa donde puedas ver y usar un trolebús. Antes había más y más viejos, con más alma y más bohemios, pero me gustan mucho, ya que tenemos algo diferente». Además, «los trolebuses usan electricidad y no contaminan. Tienen dos “bigotes” y me recuerdan a las antenas de un saltamontes. Os invito a visitar Vilnius para que así podáis saltar con nuestros trolebuses alrededor de nuestra verde ciudad», concluía. Como veis, una postal da para contar muchas historias interesantes.

Un recuerdo de Alemania nos llegaba por esas mismas fechas, otra tarjeta con la letra de una vieja y querida amiga de Málaga, Cristina. El sello es de un viejo modelo de Opel, el Manta A, de los años 70-75.

Ya en abril y desde Granada nos escribía nuestra amiga Marta, muy aficionada, como nosotros, a las postales. Esta venía con mucho arte, con un dibujo y un poema, Pueblo, de Federico García Lorca: «Sobre el monte pelado/ un calvario./ Agua clara/ y olmos centenarios./ Por las callejas/ hombres embozados,/ y en las torres/ veleras girando./ Eternamente/ girando./ ¡Oh pueblo perdido,/ en la Andalucía del llano!». No se puede pedir más a una postal.

Verona es otra de las ciudades desde las que el chelista y amigo Carlos Ángel Fernández Buey nos envió una postal de su tour italiano, con el fin, está claro, de matarme de envidia. «Desde la preciosa Verona, este viejo profe os envía su recuerdo y cariño en forma de “cartolina in viaggio” [¡qué bonita expresión!]. Pocos viajes se disfrutan tanto como cuando tienes que compartir con profesores y colegas italianos y alumnos, viéndote obligado a hablar otra lengua en forma de un inesperado premio como ha sido este Erasmus». 

Y la última postal recién llegada hoy, nos la envió Marta Amorós el 4 de agosto desde la Plaza del Obradoiro después de completar 600 kilómetros del Camino de Santiago, en más de mes y medio. «Ha habido jornadas de todos los colores, pero he caminado con la alegría de teneros presentes y con el deseo de que nuestro hogar [el que forma con nuestro colega el periodista Fernando Sanz] y nuestra rutina se consoliden para poder acercarnos a veros más a menudo». ¿Somos o no afortunados con estos amigos? Pues para terminar este resumen de estos ocho meses de postales de Primera, he dejado la tarjeta que la propia Marta, profesora de dibujo, una artistaza, nos regaló de propia mano. En su última visita, en marzo, Marta dedicó un rato a dibujar la librería desde la perspectiva del árbol en el que apoyamos un cartel para ser más visibles. Es una maravilla. Ahí lo dejamos para que juzguéis si estamos o no en lo cierto y para animaros a seguir haciendo a esta librera un poco más feliz cuando el cartero, en lugar de facturas y publicidad, nos trae postales y cartas. 

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