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El Mediterráneo ya tiene su Niño

Hacia un escenario con la crisis climática como protagonista

Por Fidel Raso
Nos adentramos en un escenario en el que los principales problemas políticos van a tener detrás como causa una crisis climática. Llevamos décadas de avisos que provienen generalmente de informes científicos y que nos van alertando de cambios graves en nuestro entorno ambiental, tanto el más próximo como el global, pero las informaciones sobre el tema no tienen la aceptación social que deberían tener.

Les pongo un ejemplo cercano de un medio como podía ser otro. El 1 de marzo de 2022, en su página 42, El Norte de Castilla titulaba a cuatro columnas lo siguiente: «Olas de calor y sequías agravan el Cambio climático en España con efectos “dramáticos”». Lo firmaba el periodista Doménico Chiappe, quien resumía las 3.600 páginas de un informe elaborado en una reunión de científicos a petición de Naciones Unidas. El prestigioso medio castellano y leonés dedicaba otra columna adjunta a la información anterior, que titulaba de la siguiente manera: «La ONU sube la alarma: las consecuencias serán irreversibles».

También les puedo recordar lo que otro prestigioso periódico de difusión nacional, en este caso El País, publicaba, hace solo cuatro meses, exactamente el 5 de junio de este mismo año, con el titular siguiente: «La Tierra encadena 12 meses de calor récord. Estamos jugando a la ruleta rusa con nuestro planeta». La información venía firmada por el periodista Manuel Planelles. No sé si les interesa lo que dice el periodista en su información comparado con otros asuntos, pero se lo voy a decir. Planelles habla claro: «Es posible que la sucesión de récords de calor ejerza un efecto anestésico en la población, pero el territorio en el que se ha adentrado el planeta debido al ser humano no tiene precedentes en la intensidad y rapidez del cambio (…) hay que retroceder miles de años para encontrar un planeta tan caliente».

Aunque no me gusta hablar de mí mismo, debo hacerlo para contarles mi experiencia en Sudamérica con una situación parecida a la que se está viviendo en Valencia. Fue en Ecuador, una crisis que afectaba a todo el país a causa del fenómeno climático El Niño por el calentamiento de las aguas del Pacífico durante el año 1997. Algo semejante a lo que está pasando en el Mediterráneo. No quiero extenderme este punto, pero muchas personas murieron arrastrados por las aguas. El cementerio de Guayaquil quedó destruido ante el empuje de los deslaves, como llaman allí a los desprendimientos de tierra, sobre los bloques de nichos, que caían como castillos de naipes. Una mujer me pidió ayuda para «desenterrar» los restos de su madre. El instituto Nacional de Meteorología de Ecuador (INAMI) indicó entonces que la lluvia que se había registrado era de 225 milímetros por metro cuadrado en unas horas. Todo el país se sumió en el caos. A modo de anécdota, diré que China donó 250.000 dólares en medicinas al gobierno ecuatoriano.

El pasado día 24 escribía en la revista digital fronterad sobre la importancia de tener una clase política en condiciones de afrontar el futuro, y hacía un llamamiento a prestar atención a estos problemas. Cinco días después vino el desastre en el Levante español.

Desde hace años llevo, como periodista, tratando de que se preste atención al cambio climático. Incluso en colaboración con la fundación Delibes, organizamos una exposición itinerante que se titulaba «El jinete amarillo» (el del Apocalipsis, sí), con textos de Miguel Delibes recogidos en su libro Un mundo que agoniza, acompañados de fotografías tomadas por mí en numerosos lugares del planeta y también en España.

El Mediterráneo ya tiene su calentamiento, como el del océano Pacífico, con lo que tiene ya su «Niño» particular, estas «Danas» que, a decir de los científicos, van a ser, están siendo, más frecuentes y virulentas que la conocida como «gota fría».

Informes científicos recientes ya avisan: «El mar Mediterráneo se está convirtiendo en el mar que se calienta más rápido y en el mar más salado del planeta». Mucho me temo que lloverá sobre mojado, políticamente hablando. Sobre las causas, ya les he contado algo.

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Un comentario

  1. Pues estoy muy de acuerdo con el amigo Fidel. Sobre el cambio climático he leído mucho y de todas las opiniones, algo que suelo hacer casi siempre. Mirar para otro lado sobre el cambio climático es negar la existencia del mundo. Que la mano del hombre, ambas, la derecha y la izquierda, han modificado el ecosistema no parece que tenga dudas para nadie, ¿como está influyendo?, pues hay muchas opiniones, pero para los más desinformados y carentes de conocimientos parece claro que hemos cambiado la geográfica pues algo debe influir en el clima. Resumen, Fidel estoy de acuerdo contigo, que tampoco hacían falta más pensamientos.

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