Por Tamara Crespo
Urueña, 26 de mayo 2018
«Estamos solos. Quizá sobrevivan unos pocos. Su cometido será volver a sembrar la simiente de la libertad. Pero han de saber que jamás verán crecer la siembra». Un nuevo libro de ContraEscritura ha llegado a Primera Página para quedarse. La cita es de Diario de la guerra civil española, de Alfred Kantorowicz, una de esas semillas que, aunque no vieron crecer quienes las sembraron, se convierten en cosecha gracias a la labor de manos como las de Marta Martínez, la editora de este libro. Buscadora incansable, inasequible al desaliento, cada libro que Marta rescata del olvido es una joya por eso, porque como ella misma explicó al comienzo de su presentación en Urueña, un libro que ha permanecido inédito, escondido o sin traducir durante muchos años suele pertenecer a la categoría de los críticos, de los inalienables. Es el caso de este, más que un diario de guerra, un relato escrito desde el corazón, no solo desde el corazón de las brigadas internacionales, sino desde la sensibilidad de un hombre que veía más allá que la mayoría. Porque si algo da categoría de «intelectual» es esa capacidad y si algo da valor a esta clase de libros es ese, el de adelantarse y aguantar su revisión cuarenta y ochenta años después. Escrito en 1938, Kantorowicz tuvo la oportunidad de revisarlo en 1979 y esa es la edición que, con prólogo del autor, ha rescatado Contraescritura.
Diario de la guerra civil española saca a la luz la historia de la casi desconocida XIII Brigada, uno de cuyos batallones era el de «las veintiuna naciones», Tsachapaiew, del que Kantorowicz escribió otro libro. Su edición en español ya está en el horizonte de esta pequeña gran editorial, que encontraréis en trincheras como Primera Página. Entre tanto, hay que disfrutar de este nuevo ‘Contexto’, la colección de ContraEscritura que nos descubre nuevas visiones de hechos conocidos, historias de guerras, de supervivientes, de visionarios, historias con contexto, como es este caso, en el que la guerra civil española se ve como la vieron muchos pensadores de otros lugares de Europa y del mundo, y como la vivieron los miles de voluntarios de esa multitud de naciones que acudieron a sembrar esa semilla de libertad que muchos no verían crecer o se enfrentaron, antes y después de al fascismo, a otros totalitarismos. Con libros como este, están un poco menos solos.