‘Crónica de 30 años en primera línea. ETA, Euskadi y el mundo’ reúne en Madrid a maestros del periodismo
Tamara Crespo
La presentación del libro ‘Crónica de 30 años. ETA, Euskadi y el mundo’, de Fidel Raso, reunió el viernes, 24 de febrero en Madrid a maestros y maestras del periodismo español, compañeros y amigos del autor. El acto, celebrado en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), fue retransmitido en directo en su canal de Youtube (el enlace, aquí) y contó con las intervenciones, en la mesa, de Ángeles Escrivá, responsable del suplemento Crónica de El Mundo; José María Irujo, jefe del equipo de Investigación de El País y del historiador Raúl López Romo, del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo.
López Romo recordó cuando en 2016, conoció al reportero en su retiro de Urueña, Valladolid -en busca de material gráfico para el Memorial-, un refugio buscado tras esos más de 30 años «cubriendo fenómenos tan trágicos, oscuros, negros, como el terrorismo». «Hay tres cosas que definen a Fidel: una, que es de Sestao, otra, que es periodista y la tercera, que es buena persona y buen compañero, y creo es el motivo por el que también estáis hoy aquí», afirmó. También se refirió el historiador al hecho de que otros compañeros, como Carlos García, actual jefe de fotografía de El Mundo y uno de los presentes, le consideran un maestro del oficio. Por otra parte, y respecto al libro, señaló que lo caracteriza el hecho de recoger la historia de ese «terrorismo doméstico que durante tantas décadas sufrimos en nuestro país, en un pequeño rincón de la Europa desarrollada», una especie de «terrorismo del bienestar», visto desde la perspectiva de un periodista que, además, viajaba al extranjero para cubrir algunos de los acontecimientos internacionales más relevantes de la historia reciente. López Romo hizo también referencia a los periodistas víctimas de ETA y al trabajo del Memorial, entre muchas otras cosas, en apoyo a publicaciones como este libro.
Por su parte, Ángeles Escrivá, destacó que Fidel «es de la estirpe de los antiguos fotoperiodistas, periodistas, como José María Irujo, que puede poner en la solapa de sus libros cosas como que perteneció al equipo de investigación del Caso GAL, mientras otros nos quedamos mirando con admiración y envidia». Temas como este requerían «no solo espíritu aventurero, si no también valor, arrojo, determinación, riesgo, honestidad…, y han marcado época no solo en la historia del periodismo, si no de la democracia de este país, porque han ayudado a construirla cuando más difícil parecía este propósito». Tras analizar ese pasado y el presente, muy distinto, del periodismo, Escrivá señaló que el libro de Fidel es «una vacuna contra el cinismo, y creo que eso en estos momentos, hace muchísima falta».
José María Irujo, compañero que -junto a Ricardo Arques, descubridor del Caso GAL- aparece en el primer párrafo del libro, en un viaje juntos al sur de Francia, se refirió a él como una crónica escrita «con pasión y, sobre todo, con el corazón». El terrorismo fue una «un drama que parecía que nunca iba a tener final», una tragedia «a la que el autor de esta crónica se acercaba sin descanso cada día». «Mientras algunos periodistas que hemos cubierto a ETA durante muchos años, nos acercábamos a los mismos escenarios del terror, Fidel lo hacía antes, más cerca, y lo hacía mejor, porque retrataba con sus cámaras las consecuencias dramáticas de aquellos atentados y sobre todo, reflejaba en sus imágenes el dolor de las víctimas», algo que -según destacó- para los periodistas que escribían era «muy difícil», amén de que la información se enfocaba muchas veces en el propio atentado y no en ellas. Una de las imágenes del libro, la de la soledad del féretro de un guardia civil en una calle de Bilbao, reflejo del «miedo que durante décadas atenazó a buena parte de la sociedad vasca para manifestar en público su rechazo a la violencia de ETA», hizo revivir a Irujo un sentimiento «de rabia y de dolor» con el que ha vivido él y otros compañeros, «durante muchos años». «Este es un libro importante porque más allá de recoger el trabajo incansable de este profesional, creo humildemente que es imprescindible para ayudar a reflejar en el futuro, en la posteridad, y para mostrar a las generaciones futuras el verdadero daño que causó ETA y el dolor de las víctimas y de sus familiares». «Los que intenten cambiar el relato lo tienen difícil porque libros como este demuestran que las fotografías no mienten».
Fidel Raso inició su intervención explicando que el origen de este libro fue una tesis doctoral cuyo objetivo era conocer el «factor humano» de los reporteros gráficos que trabajaban en los «años de plomo», cómo eran aquellos profesionales que hicieron «un gran trabajo aún hoy no reconocido». La investigación quedó inconclusa por causa de sus constantes viajes y destinos profesionales, que le han llevado a trabajar en cuatro continentes.
«En apenas tres años caía el Muro de Berlín, con las correspondientes elecciones en la Alemania del Este, las primeras elecciones democráticas en la agonizante Unión Soviética y comenzaba la primera guerra del Golfo, cuando Irak invade Kuwait en agosto de 1990», relató el autor. «Hoy podría decirse que aquellos tres primeros acontecimientos, encadenados de alguna manera, abrieron la nueva puerta del mundo que estamos conociendo».
«Metido como reportero en ese endiablado mundo periodístico internacional, mi regreso era al País Vasco, donde continuaban los tiros en la nuca, los coches bombas, los secuestros, los funerales, las amenazas, y el chantaje, de los terroristas de ETA, mayoritariamente, y de otros grupos terroristas, menores solo en número de víctimas, como el GAL».
La combinación de tantos años en la primera línea de la información, desde lo cercano a lo lejano es, en palabras de su autor ETA, Euskadi y el Mundo, «una larga crónica que cabalga a lomos de un tigre desbocado del que nunca nos podremos asustar al ver su piel porque no hay indicios, ni globales ni cercanos, de que nuestro pasado haya servido para crear un futuro mejor».
«El olvido es tan peligroso como las malas decisiones. El libro trata de explicarlo con el estilo de una crónica periodística. No es una novela, son historias reales con nombres y lugares reales en fechas reales».
Tras un repaso breve a los principales hitos del libro, desde el terrorismo de ETA al yihadista en Ceuta y Melilla o la inmigración y lo más reciente, la pandemia de COVID y los incendios forestales, recogidos también en esta crónica de 300 páginas, comenzó un turno de preguntas a cargo de compañeros y amigos que, como las tres intervenciones de la presentación, fueron extraordinarias.
En el salón de actos de la APM estuvieron, además de Escrivá e Irujo, los periodistas Antonio Rubio, Alfonso Armada, Carlos Santos y Eugenio García Gascón, y Rosa Leguineche, hermana de Manu Leguineche. Otros antiguos compañeros de la redacción de Diario 16 como los fotoperiodistas Daniel Gluckman y Juan Ramón Pujol, junto Carlos García, jefe de fotografía de El Mundo, y Luis Magán, reconocido fotógrafo de El País, también acudieron a una cita que se convirtió en todo un homenaje a lo mejor del periodismo español, un ejemplo de lo que debería ser siempre y que, como las democracias, tal como señaló el autor citando el ensayo Cómo mueren las democracias, hoy está en peligro.