Descripción

Los motivos que impulsaron los viajes de Bonneville permanecen oscuros gracias a que no se han hallado los diarios originales en los que trabajó Irving para compilar sus aventuras. Si planeó sus expediciones para amasar una fortuna en el comercio de pieles, para satisfacer su espíritu aventurero, o para espiar para el Gobierno, es algo que aun hoy es un misterio. Sus enemigos afirmaron lo primero, Irving lo segundo, y el mismo Bonneville apuntaba a veces a lo tercero.

Lo que sí es incontestable es que Bonneville abrió durante esta expedición la ruta definitiva hacia el Oeste. Gracias a ella, apenas 20 años después, los colonos pudieron protagonizar el periodo más célebre —y que más celuloide ha tirado— de la Historia de EEUU: la Conquista del Oeste.

Tras un largo periodo en Europa, durante el cual escribió sus famosos Cuentos de la Alhambra, Washington Irving regresó a EEUU donde, incluso sus admiradores, criticaban su escasa producción literaria con temas 100% americanos. Estaba claro que sin un serio compromiso de los escritores estadounidenses con los temas nacionales, no podría desarrollarse el arte de las letras en aquella jovencísima Nación. Cuando Irving nació, el territorio de la Unión ni siquiera llegaba a las Montañas Rocosas y, ni en sueños, se habría imaginado que la frontera de los EEUU llegaría hasta el Pacífico. Sin embargo, la compra de Luisiana a Napoleón en 1803 y las grandes exploraciones que se iniciaron a instancias de Jefferson hicieron realidad ese sueño territorial… todo hay que decirlo, a costa de los nativos. Sin embargo, de haberse contado con el savoir faire de Bonneville, ese coste no habría llegado a tanto.

«Lo más extraordinario fue su gran capacidad de liderazgo y su excepcional humanidad con los indios, dos hechos que explicarían porqué no pedió un solo hombre mientras estuvo al mando y porque nunca tuvo encuentros hostiles con los nativos.» Gral Hiram M Chittenden

«Conscientemente o no, Washington Irving inventó un nuevo género de novela legendaria que durante muchos años habría de mantener ocupados a no pocos talentos americanos.» Leonard Lewisohn