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El placer de fotografiar

Es la fotografía como placer. El placer de tener una cámara y usarla. Un mundo por fotografiar, apasionante y al alcance de todos. Una satisfacción añadida para quienes quedan contentos con las imágenes obtenidas y guardan durante una vida lo que un día miraron. Es un cierto viaje, el fotográfico, tan afín al literario, para el que tan solo bastará añorar el espectáculo que está allí ́ fuera, y las fotografías darán cuenta de ese mundo deseado. Es también un amable reconocimiento al medio, tan popular como desconocido, tan sencillo como complejo, ese “pensar” la fotografía, esa extraña “lengua sin habla”, la belleza de su silencio, una nueva realidad, es la que surge cuando se ha escuchado. Es el placer de fotografiar, como si no hubiese nada que pronunciar, nada que pretender, nadie a quien convencer, son esas fotografías que se hacen cuando se va por ahí.́ Así,́ el disfrute está garantizado.

Eduardo Momeñe es un fotógrafo singular. Amante declarado de su oficio, el suyo es un trabajo orientado hacia una imagen despojada de adjetivos y artificios. Este bilbaíno nacido en 1952 se ha labrado con su discurso -es autor de varios ensayos sobre estética fotográfica- un gran prestigio como fotógrafo, teórico y docente. Desde 1974 expone regularmente su obra en galerías de todo el mundo, y el último fin de semana de mayo formará parte del elenco de ponentes de la primera edición del festival de fotografía química Revela-T en la localidad barcelonesa de Vilassar de Dalt. Nùria Gras.

La fotografía como placer.

El placer de fotografiar

16,00

La fotografía como placer.

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Descripción

Es la fotografía como placer. El placer de tener una cámara y usarla. Un mundo por fotografiar, apasionante y al alcance de todos. Una satisfacción añadida para quienes quedan contentos con las imágenes obtenidas y guardan durante una vida lo que un día miraron. Es un cierto viaje, el fotográfico, tan afín al literario, para el que tan solo bastará añorar el espectáculo que está allí ́ fuera, y las fotografías darán cuenta de ese mundo deseado. Es también un amable reconocimiento al medio, tan popular como desconocido, tan sencillo como complejo, ese “pensar” la fotografía, esa extraña “lengua sin habla”, la belleza de su silencio, una nueva realidad, es la que surge cuando se ha escuchado. Es el placer de fotografiar, como si no hubiese nada que pronunciar, nada que pretender, nadie a quien convencer, son esas fotografías que se hacen cuando se va por ahí.́ Así,́ el disfrute está garantizado.

Eduardo Momeñe es un fotógrafo singular. Amante declarado de su oficio, el suyo es un trabajo orientado hacia una imagen despojada de adjetivos y artificios. Este bilbaíno nacido en 1952 se ha labrado con su discurso -es autor de varios ensayos sobre estética fotográfica- un gran prestigio como fotógrafo, teórico y docente. Desde 1974 expone regularmente su obra en galerías de todo el mundo, y el último fin de semana de mayo formará parte del elenco de ponentes de la primera edición del festival de fotografía química Revela-T en la localidad barcelonesa de Vilassar de Dalt. Nùria Gras.

Información adicional

Autor

Eduardo Momeñe

Edición

2019

Editorial

Afterphoto

Formato

Rústica con solapas

Páginas

220

Fotografías

Ilustrado con 210 fotografías

ISBN

9788409059218

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