José Ramón Navarro ofreció el 11 de febrero en Urueña una crónica del Antiguo Egipto llena de la pasión y erudición de un gran egiptólogo. El conferenciante es licenciado en Historia Antigua por la Universidad Complutense de Madrid y miembro de varias instituciones académicas relacionadas con el Antiguo Egipto, entre ellas, la Asociación Española de Egiptología (AEDE), International Association of Egyptologist (IAE), Asociación Española de Orientalistas (AEO) y Egypt Exploration Society. Es asimismo profesor de los cursos de egiptología de la AEDE desde 1990, profesor-guía de varios viajes de estudio a Egipto, donde ha viajado en una veintena de ocasiones, e impulsor, director, coordinador y ponente de los tres Seminarios de Egiptología Villa de Urueña. Navarro ha impartido numerosas conferencias en instituciones culturales y académicas y la de este sábado era su séptima ponencia en Urueña, organizada en esta ocasión por la Librería Primera Página dentro de las actividades del Club de Lectura y en colaboración con el restaurante Los Lagares, en uno de cuyos salones tuvo lugar el encuentro, con el aforo completo.
La ponencia de Navarro giraba en torno a la novela Sinhué el Egipcio (1945), del finés Mika Waltari, y del conocido como Cuento de Sinhué, una obra escrita durante el Reino Medio (2055-1650 a.C.) en la que se inspiró. El historiador repasó el periodo del relato primigenio, época en la que es especialista, y de la importancia de esta obra literaria, pues se trata casi de un relato autobiográfico que muestra no sólo detalles sobre el Egipto del momento, la Dinastía XII y el reinado de Senuseret I (Jeperkara), sino también de otros pueblos y culturas próximas, pues, al igual que el personaje de Waltari, el Sinhué de este cuento sufre el exilio y conoce otros países del entorno. El amor de los egipcios por su país es una de las cuestiones de las que habló Navarro, reflejada en una frase que está en el Sinhué original y en el Waltari y que para el ponente es inspiradora de su pasión por la historia de Egipto: «Que el que ha bebido una vez agua del Nilo aspire a volver a ver el Nilo, porque ninguna otra agua apagará su sed».
Respecto al Sinhué contemporáneo, Navarro ofreció algunos datos sobre su autor, que se documentó durante 10 años para escribir esta novela, de gran rigor histórico, y sumergió al auditorio en el momento histórico en el que está ambientada, la Dinastía XVIII (Reino Nuevo). La historia de Amenhotep IV (Ajenatón), cuya restauración religiosa, en favor de Atón frente al gran dios Amón, centra gran parte del relato de Sinhué el Egipcio fue también uno de los argumentos centrales de la conferencia y de los que más interés suscitaron entre el público en el turno de las preguntas. Con ilustrativos materiales y fotografías, Navarro mostró los escenarios reales de la novela, que no transcurre sólo en Egipto, sino que nos lleva a viajar por Babilonia, Creta o Siria. También mostró ejemplos de los fragmentos a partir de los cuales se pudo reconstruir el Cuento de Sinhué, escrito en papiros y ostracon, pues se empleó como texto de enseñanza para los escribas, así como fotografías de los restos arqueológicos de Tel el-Amarna, la ciudad fundada por Ajenatón, y de esculturas de este y de otros reyes. Para finalizar, Navarro citó «los otros Sinhué», obras contemporáneas basadas también en la Historia de Sinhué, como la de Naguib Mahfuz, escritor egipcio ganador del premio Nobel, quien en 1941 publicó Awdat Sinuhi, basada directamente en los textos antiguos. Como material complementario, el ponente distribuyó el esquema de la conferencia, junto a una completa bibliografía y una Cronología del Antiguo Egipto.
En el auditorio quedaron la sensación de haber aprendido mucho de la mano de Sinhué y de Navarro, y las ganas de saber más sobre la larga y rica historia del Antiguo Egipto. De la lectura de los «quince libros de Sinhué» queda el eco de ese primer párrafo que sumerge al lector en una historia que busca, a partir de acontecimientos de un periodo histórico determinado y de la vida de un hombre concreto, convertirse en un relato de la historia de la humanidad y de las debilidades y fortalezas del ser humano: «Yo, Sinuhé, hijo de Senmut y de su esposa Kipa, he escrito este libro. No para cantar las alabanzas de los dioses del país de Kemi, porque estoy cansado de los dioses. No para alabar a los faraones, porque estoy cansado de sus actos. Escribo para mí solo. No para halagar a los dioses, no para halagar a los reyes, ni por miedo al provenir ni por esperanza. Porque durante mi vida he sufrido tantas pruebas y pérdidad que el vano temor no puede atormentarme y cansado estoy de la esperanza en la inmortalidad como lo estoy de los dioses y de los reyes. Es, pues, para mí solo para quien escribo, y sobre este punto creo diferenciarme de todos los escritores pasados o futuros.»
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